Mas de alguno de ustedes que lee
esto se identifica con esta frase, ya que en un malestar contra sus padres por
algún regaño, prohibición o amonestación dijeron ya no seré tu hijo, en mi
inmadurez e ignorancia he dicho esto. Siempre seré hijo de mis padres; la gran
mayoría de los casos nuestros padres tuvieron toda la razón.
Y es que los hijos, nosotros;
demasiadas veces actuamos muy mal en contra de nuestros padres; sabiendo muchas
veces que ellos tienen la razón, al final de tantas ellos ya pasaron por lo que
nosotros empezamos a experimentar, debemos ceder a sus consejos.
Dios, mi padre; cuántas veces te
he dicho no quiero ser tu hijo, no con mis palabras sino con mis acciones. Perdóname
Señor porque he deshonrado la posición de hijo que me das; podría poner excusas
pero tienes razón porque tantas veces he sido rebelde y desobediente a tus
palabras.
He despilfarrado muchas veces tus
bendiciones, me has dicho tantas veces cuál es el camino correcto sin embargo
como necio me he desviado y aún viviendo las consecuencias de mis desaciertos,
mi corazón se ha endurecido y el orgullo de pedir perdón de corazón ha impedido
ser restaurado.
Señor, sé que me amas pero
también sé que eres justo y no puede entrar en conflicto tu carácter divino por
un rebelde como yo. Pero apelo a tu misericordia y tu gracia, vengo a ti a
pedirte socorro porque he tocado fondo y mi situación no puede seguir así
porque si continuase así, moriré.
… También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a
su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió
los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos
a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y
cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y
comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella
tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba
llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y
volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre,
y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser
llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su
padre, y fue movido a misericordia, y
corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. LC. 15.11-20.
La Parábola del hijo pródigo no es
sólo una historia que leer, está sucediendo a cada momento. Y hoy como hijo de
Dios, me acerco a Él; necesito su misericordia, que corra a mí, que me abrase,
me bese y me perdone.
El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia. PR.28.13.
Dios te siga bendiciendo.