martes, 17 de julio de 2012

Wilhelmgeschutze = Santidad

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f8/Parisgun2.jpgHace mucho tiempo leí acerca de un cañón hecho en la primera Guerra mundial por los alemanes cuyo alcance de disparo era realmente sorprendente, se llamaba "Wilhelmgeschütze" (cañón de Guillermo) o "Kaiser Wilhelm Geschütz" (cañón del Emperador Guillermo), también llamado "Pariser Kanonen", "Parisgeschütz" (cañón de París), y "Ferngeschütz" (cañón de gran alcance) el alcance llegaba hasta los 126 km y el peso total de la pieza era de 750 Tn, el proyectil lanzado por este cañón describía una gran parábola alargada que llegaba hasta la estratosfera (en el apogeo de su trayectoria alcanzaba los 42 km de altura), donde había menos fricción y por tanto la velocidad podía mantenerse por más tiempo, y cuando bajaba hacia su objetivo, caía a velocidad supersónica, estaba montado sobre un gran afuste que se podía transportar por ferrocarril, pero debía ser descendido a un emplazamiento especial para que pudiera efectuar los disparos.

Puede que a muchos les parezca descabellada mi forma de conectar las cosas, sin embargo, al pensar en este gran cañón lo que viene a mi mente es la Santidad, esa gran virtud que los cristianos estamos llamados a cultivar en nuestras vidas día con día, así como aquella enorme pieza de artillería propulsaba los proyectiles en un primer momento alto en el cielo hasta la estratosfera y entonces lejos hasta su objetivo, la santidad (o como se suele llamar hoy en día no muy a mi gusto “integridad”) lleva nuestros sueños, anhelos y peticiones alto hasta el Tercer Cielo, hasta la morada de nuestro Padre, de modo tal que Dios mismo recibe nuestras oraciones en su seno para oírlas y darles respuesta, una vez que nuestras súplicas mas profundas han llegado hasta el corazón de Dios por medio de una santa comunión, estas pueden descender a la tierra con un poder increíble para dar el objetivo antes trazado, destruyendo fortalezas, derrotando a nuestro enemigo y conquistando la victoria.

Pero no todo es fácil, para poder disparar un arma de tal calibre y potencia es necesario un trabajo de ingeniería de enormes proporciones, por su peso y tamaño el cañón del que he hablado antes necesitaba ser puesto sobre una base firme y sólida construida especialmente para el mismo a partir de rieles un firme acero empotrados en concreto, lo cual significaba un esfuerzo humano bastante alto, de la misma manera, nuestra santidad no es un simple acto de evitar el pecado, sino mas bien es una disciplina la cual se debe ejercitar en todo momento, claro que esto implica cierto esfuerzo de nuestra parte, pues siendo seres humanos imperfectos inclinados naturalmente hacia la maldad nuestro espíritu ha de luchar contra nuestros propios deseos mundanos, lo cual no puede ser hecho sino por medio de una devoción constante y continua, es decir, a través de una búsqueda incesante de Dios; de esta forma se forja la base en la que se sostendrá nuestra santidad, de lo contrario nuestro gran cañón se vendría abajo con el primer disparo pues no tendría la fijeza necesaria como para acertar a su objetivo sin desmoronarse en un montón de partes rotas e inservibles.

La Biblia declara: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (II Corintios 7: 1), debemos recordar que mientras mas grandes sean nuestras promesas recibidas, cuanto mas grandes sean nuestros sueños y anhelos, mas grande y poderosa deberá ser nuestra artillería espiritual de modo que podamos alcanzarlos y no se queden en simples expectativas no realizadas; trabajemos día con día en nuestra santidad, enviemos nuestras oraciones hasta el Trono de Dios para que descendiendo con todo poder de su mano se conviertan luego en realidad acá en la tierra, si deseamos ver cumplidas nuestras mas altas aspiraciones y a la final alcanzar un lugar al lado de nuestro Señor en su gloria debemos trabajar en una disciplina espiritual poderosa para montar sobre ella el cañón de la santidad que envié lo que hay en nuestro corazón hasta su efectivo cumplimiento, como dice la “Biblia Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 9: 14), Dios nos conceda la dicha de lograr las mas formidables victorias en su nombre por medio de estas armas y así derrotar a nuestro enemigo de manera aplastante.

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