
La
palabra vacaciones deriva del latín “vacans”,
participio del verbo “vacare”: estar
libre, desocupado, vacante y se refiere generalmente a los días del año en los
cuales aquellos que trabajan o estudian toman un descanso total de su
actividad; no obstante, a pesar de que el derecho al descanso es reconocido
legalmente a nivel mundial, es común en estas fechas encontrarse con personas que
deberán trabajar mientras otros descansan, por lo general estas personas
laboran en áreas como la prestación de servicios seguridad, turísticos,
alimentos, etcétera; siendo necesarios en dichas temporadas por lo que es
necesario que se mantengan ocupados.
Sin
embargo, muchas veces el tiempo de vacaciones si bien es cierto nos da un
descanso de las actividades que comúnmente realizamos, no nos lo da de las
preocupaciones, los problemas, las dificultades de la vida; en fin de aquello
que agobia nuestras almas al grado tal de sentirnos fatigados espiritualmente. La
Biblia nos dice en Mateo 11: 28 “Venid a
mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Y es que sólo en Cristo podemos encontrar
descanso para nuestras almas.
Todos
en algún momento de nuestras vidas hemos anhelado tener vacaciones permanentes,
vacaciones para siempre; a pesar que esto en la práctica es una bien sabida utopía
prácticamente irrealizable, en el mundo espiritual es muy posibles, nuestro Dios
nos ofrece vacaciones de por vida de todo lo malo, del pecado, de las
frustraciones, etc. Esto se debe a que una vez lo aceptamos como Señor y
Salvador, Él se encarga de que todo lo que necesitemos se encuentre a nuestro
alcance.
Debemos
siempre recordar que para aquellos que hemos creído en el Hijo de Dios con todo
nuestro corazón, la libertad es algo propio, esto debido a que nuestras dudas y
temores ya han sido llevados por Él en la cruz del calvario, por lo tanto, ya
no nos debemos más al pasado sino a nueva vida en Él ya no conforme a los
deseos del mundo sino conforme a lo Dios quiere de nosotros.
Según
las Escrituras, antes de ir al Calvario el Señor se encontraba angustiado a tal
punto que deseaba a sus amigos más íntimos a su lado, ellos sin embargo no
pudieron velar junto con Él esa noche (seguramente porque la carga que Cristo
debía llevar era demasiado grande y especial como para poder ser ayudado por
simples mortales), pero una vez que nuestro Señor hubo pasado por el momento en
el que tomo la difícil decisión de morir, luego de haber quedado solo en el
Getsemaní y de haber orado al Padre abandonándose a su entera voluntad, Cristo volvió
a los discípulos, a sus amigos y les dijo “Dormid
ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es
entregado en manos de los pecadores.” (Marcos 14:41).
Muchos
afirman que el momento mas decisivo de la Pasión de nuestro Señor fue
precisamente ese, tomar la decisión de ir y enmudecidamente morir como
sacrificio por nuestros pecados, pero una vez hubo tomado esa difícil decisión,
lo demás era cuestión de tiempo y sus seguidores podían descansar pues faltaba
poco ya para su redención.
Así
como en aquel momento, ahora Dios nos dice “descansad”, Cristo nos invita a
tomar vacaciones en Él, a despojarnos de todo lo mundano y solamente confiar en
Él, a dejar a un lado la duda y el temor, el dolor y el sufrimiento pues lo que
oprimía nuestros corazones ya fue vencido en la cruz; esta es una época verdaderamente
propicia para decir de una vez por todas tomas vacaciones eternas de este mundo
y su maldad solamente creyendo en Cristo y recibiéndolo como nuestro Señor;
entonces podremos oír claramente su voz invitándonos a descansar en el para
siempre.
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