Cambian las épocas, cambian las
personas, cambian los gobiernos, cambian las sociedades, cambia la cultura, en
fin, todo cambia; pero Dios siempre sigue siendo el mismo de siempre.
Los milagros que hizo en el
pasado, las sanidades que efectúo, las poderosas manifestaciones, la
transformación sobrenatural que hizo en personas completamente perdidas… las
sigue haciendo hoy en día.
En la actualidad muchas personas
viven preocupadas, incluyéndome y he cometido el error de hacerlo. Es como que
si existiese una relación directamente proporcional que entre más cerca de Dios
estemos menos preocupados viviremos y seguramente Dios sabe que la preocupación
llega a formar parte de nuestra vida, quizá por eso hay tantos versículos en la
Biblia que digan “no temas”…
Esa dosis de incredulidad que nos
inunda cuando hay problemas que parecen “ganarle” a nuestra fe menguará, sí y
solo sí, estamos cerca de Dios. Es por eso que como dije antes, es como si
existiese una relación directamente proporcional que entre más cerca de Dios
estemos menos preocupados viviremos.
No sé si te ha pasado, pero ¿ya
has afrontado problemas estando cerca de Dios? ¿Cuál fue tu reacción?... otra
pregunta: ¿Ya has afrontado problemas estando lejos de Dios? ¿Cómo reaccionaste
esa vez?... Ambas reacciones son completamente diferentes y es porque como en
muchas otras situaciones de la vida, Dios sigue y seguirá siendo la respuesta a
todo.
Ya sea porque vives atribulado de problemas o
porque ya saliste, pretendo recalcarte que Dios debe ser prioridad en la vida
del ser humano, ni trabajo, ni la familia, ni amigos, ni actividades, nada ni
nadie puede cambiar a Dios ni el lugar que sólo a Él le corresponde. Él siempre
estará ahí, dispuesto con su Gracia a ayudarnos.
Por favor desde lo más
insignificante hasta lo más importante; olvida tus llaves, olvida desayunar,
olvida peinarte, olvida enviar un documento, olvida una cita, olvida hacer la
tarea, olvida tomarte algún medicamento, olvida pagar algún recibo, olvida
algún aniversario o fecha importante; son cosas que suelen pasar… pero nunca
olvides o pretendas “olvidar” a Dios. Él nunca lo ha hecho con nosotros y si no
fuera por Él quién sabe dónde estaríamos hoy en día.
Porque yo El Señor soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y
te dice: No temas, yo te ayudo. IS.
41.13.
Dios te siga bendiciendo.
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