viernes, 22 de junio de 2012

¿Grande, pequeño, adulto o niño?


Como en todas las relaciones se va avanzando en los niveles de confianza que hay, de desconocidos a conocidos, de conocidos a amigos, de amigos a mejores amigos, de amigos a novios, de novios a esposos. Con Dios podemos disfrutar de esos niveles de confianza si tan solo deseáramos disfrutarlo a Él simplemente por lo que es Él.

Debería ser por decirlo así “normal”  que entre más tiempo tengamos de ser Cristianos más madura sea nuestra relación con Dios, no podemos o mejor dicho no deberíamos de vivir de los recuerdos: me acuerdo cuando prediqué y se salvaron las personas, me acuerdo cuando oré y Dios sano a tal persona, me acuerdo cuando me visitaste, etc., etc., etc., porque si vivimos del pasado es porque algo empieza a andar mal sino es que ya anda mal…

1 CO.13.11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Es notable que en la Biblia vayamos a encontrar como los hombres de Dios fueron madurando la relación que tuvieron con Él, al extremo que fueron capaces de dar su vida por Dios.

Hoy en día podemos ver esto también, no necesariamente por morir por ser cristiano aseguramos nuestra salvación pues eso solo Dios y uno lo sabrá, sino más bien me refiero a la convicción que podemos llegar a tener de Dios.

La ley de Dios es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de El Señor es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Dios son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Dios es puro, que alumbra los ojos. El temor de Dios es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Dios son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. SAL. 19.7-10.

¿Tienes meses de ser cristiano, años, décadas? Así como un bebé con el paso del tiempo es notorio su desarrollo, nuestro crecimiento como Cristiano debería ser notorio también, si estas estancado; como muchas veces lamentablemente me ha sucedido, es tiempo de reaccionar y sigamos creciendo.

Pero la senda de los justos es como la aurora: ¡su luz va en aumento, hasta la plenitud del día! PR. 4.18 RVC.

Dios te siga bendiciendo.

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