En la cultura latina es común ver
personas muy esforzadas por sacar adelante a su familia, por estudiar, por
servir a los demás. Mujeres que solas sacan adelante su hogar, jóvenes que por
necesidad trabajan y estudian al mismo tiempo. Cristianos que tratan de estirar
su tiempo para poder servir, trabajar, estudiar, etc.
Y algo que todos ellos tienen en
común es que tienen: cero reconocimientos, extrañanamente las personas más
útiles son las personas menos reconocidas generalmente, no estoy diciendo que
nosotros debemos buscar la aprobación y reconocimiento de las demás personas,
pero si estoy diciendo que dar reconocimiento y aprobación es un gran incentivo
a seguir esforzándose por cada día dar lo mejor.
La desmotivación ha invadido las
iglesias, a pesar de que muchos siempre mantienen la mirada en El Señor, no por
eso dejan de sentir la tremenda carga de la desmotivación, desánimo y
decaimiento.
No sugiriendo que hay que
remunerar a los líderes o cosas por el estilo, pero si lo quieres hacer, hazlo,
porque agradecer el trabajo esforzado que hacen no cuesta nada, orar por ellos
o darles Palabras de aliento a que sigan no estaría nada mal. Y si en tus
capacidades esta y quieres bendecirlos económicamente, ¡hazlo!
Es una gran alegría ganarse el
primer lugar, recibir un reconocimiento público, recibir las gracias de corazón
por nuestra labor, ¿quién no se sentiría feliz? Evitemos a toda costa ser
personas simples que piensan que las personas son de hierro y no necesitan
apoyo ni recibir agradecimiento.
A Dios mismo debemos darle todo
el reconocimiento y agradecimiento por todo lo que ha hecho por nosotros, quién
ha sido el que más ha trabajado y ha dado.
Más si todos se olvidasen que lo
que hacemos nos cuesta esfuerzo, dedicación, trabajo, energía Dios nunca se
olvidará de que tu sacas a tu familia adelante, que te desvelas estudiando, que
procuras servirle a Él con los talento que te ha dado, pero porque otras
personas se hayan olvidado de nosotros y nuestro esfuerzo nosotros seamos
abiertos y agradecidos con los que Dios nos permite trabajar y salir adelante.
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de
amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y
sirviéndoles aún. HEB. 6.10
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque
me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, 1 TI. 1.12
Dios te siga bendiciendo.
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