viernes, 19 de octubre de 2012

Las dos caras de la vida: Alegría y Aflicción


Sin duda alguna la alegría y la aflicción serán parte de la vida de toda persona que viva; si hiciésemos una encuesta mundial sobre qué prefiere vivir si: Alegría o Aflicción. Me atrevería a hacer una mención del 99% escogería la Alegría.

Y es que en las alegrías uno experimenta la abundancia, plenitud, amor, amistad, pero son esas buenas cosas las que pueden llevarnos a cegarnos de nuestro prójimo; haciéndonos insensibles a la otra cara de la vida: la aflicción.
La aflicción por el contrario se experimenta escasez, soledad, enfermedades, traición. Y también son esas cosas las que pueden llevarnos a cegarnos respecto a nuestro prójimo; haciéndonos envidiosos y malintencionados por la vida que otras personas están llevando.

Ninguna de las dos es mejor. Déjame explicarme: Mientras vivamos en la tierra y nuestro corazón siga latiendo hay un problema dentro de nosotros que debemos tener cuidado: nuestra carne. Si vivimos demasiada plenitud y no estamos listos para vivirla nos vamos a cegar y desviar por el camino correcto. Por el otro lado si vivimos demasiada escasez será como vivir una vida sin sabores. Ojo, no estoy hablando de lo material. Porque hay multimillonarios que son extremadamente pobres, y hay pobres que son extremadamente ricos. Y es a lo que quiero llegar.

Para ser rico o pobre no solamente son recursos que tenemos; para ser rico o pobre es cuestión de actitud.

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. FIL. 4.11-12.

Si ya tienes muchísimo espero que seas prosperado con la bendición de Dios y pues si hacen falta muchas cosas aún, se perseverante y diligente pero en esa etapa aprende a contentarte.

Y aunque no soy juez ni quiero serlo, pero muchos no hemos llegado a tener lo que queremos sencillamente porque aún no estamos listos, ¿para qué Dios me daría algo si sabe que lo echaré a perder?

3 JN.1.2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

Si nos hace falta algo (material, físico, espiritual, emocional, etc.) reflexionemos y analicemos en qué estamos fallando para que Dios nos los dé.

Dios te siga bendiciendo.

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