lunes, 21 de noviembre de 2011

Domesticando a las personas

Es genial tener mascotas y es mucho mejor si ellas están bien entrenadas para hacer todo lo que nosotros queremos que hagan, aunque a algunos le sorprenderá demasiado esto: muchas personas tienen “mascotas humanas” a su servicio o por lo menos eso pretenden.

Es realmente triste para mí poder ver personas que quieren que los demás hagan todo lo que ellas dicen, sin interesarle en lo más mínimo lo que siente, piensa o cree. Como que si este tipo de personas tuviera siempre la razón y su palabra fuera infalible. 


La verdad que esto no puede ser así, y mucho menos si te llamas “Cristiano”. Debemos estar conscientes que cada persona es eso: una persona, por ende tiene emociones, carácter, opiniones, piensa, opina, hace, siente. No podemos pretender tratar hacerlos cambiar de forma de pensar, “cada cabeza es un mundo” dicen por ahí. 

Ninguna persona es igual a otra, nadie tiene el mismo tipo de cabello, lengua, huellas digitales, iris de los ojos, carácter; todos tienen particularidades que los hacen únicos, aunque estén en la misma familia, escuela, trabajo… Nunca serán idénticas... Es cierto que hay personas que a nuestra forma de ver las cosas nos sacan de lugar y nos sacan “canas verdes” pero… ¿quién sabrá si tú les haces pasar lo mismo a otras personas?

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. COL. 3.13

Los demás no son ni perros, gatos, pericos, peces, iguanas, tortugas que podamos domesticar y hacer que hagan lo que nosotros queremos, no deberíamos de manipular a los demás, sino son personas que han sido creadas igual que tu a semejanza de Dios.

Dios te siga bendiciendo.

0 comentarios:

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More