miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿Todo esto vale la pena?

No sé si seré yo el único que en algún momento de su vida me he preguntado si tanto esfuerzo valdrá la pena, aunque honestamente creo que ha sido una pregunta que muchos nos hemos hecho.

Hay situaciones difíciles en nuestra vida Cristiana que nos hacen “olvidar” la Palabra de Dios y nos hacen dudar que estemos haciendo cosas que valen la pena ¡y que valor tiene! Pastores con tremendas dificultades económicas y muchas dificultades que casi tiran la toalla, ministros con muchas diferencias entre si, servidores que no se pueden poner de acuerdo en sus asuntos, diferencias con sus familiares que no entienden porque sirven tanto en la Obra de Dios, cansancio al extremo nos hacen tambalear, presiones externas de poder buscar los horarios adecuados para estar disponible para servir y al final tomamos la malísima decisión de dejar de servir, escondemos nuestros talentos. ¿En muchos de los casos Dios que culpa tuvo de nuestras dificultades?

No se si te ha pasado pero puedo asegurarte que a la gran mayoría de Cristianos les ha pasado esto y muchos otros casos más. 

Lo que la Palabra de Dios nos hace reflexionar es esto: (ROM. 8:18) Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.  (2 CO. 4:16-18) Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (FIL.4.11-13) No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Podemos ser como ellos no crees: Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí. (NEH. 4.17-18).

Ningún problema por muy grande que parezca no es sustituible por el servicio que haces para Dios, no puedes cambiar tus dificultades por tus talentos. Una verdad voy a decir: problemas siempre van a haber, pero Dios también, porque dejar de servirle a Él sabiendo que los problemas siempre van a presentarse.
No te detengas en lo que haces, al contrario multiplícate en los que están cerca de ti, esto que haces para Dios vale la pena y tiene peso ETERNO.

Dios te siga bendiciendo.

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