miércoles, 9 de noviembre de 2011

Yo quiero estar contigo


Probablemente tú seas una persona que haya crecido con el Evangelio, pues tus padres o familiares más cercanos te inculcaron las cosas del Señor desde pequeño y ahora seas un servidor del Reino de Dios o como muchos también El Señor te encontró en la “flor de la vida” y ahora eres también un servidor del Reino de Dios. 

Ambas cosas son buenísimas pues de esto se constituye la Iglesia de Dios; de personas jóvenes, adultas, ancianos, etc. Verás servidores muy jóvenes, adultos y muy ancianos sirviendo con gran Amor a la Obra de Dios. Pero muchos viven enamorados de la Obra del Señor pero aún desconocen al Señor de la Obra o sin darse cuenta lo están dejando de lado.
Hay lindas personas que sirven en todo lo que pueden en la Obra del Señor y al finalizar el día terminan completamente agotados de todas las actividades que han tenido y es fantástico, pero ¿En sus vidas dónde ha estado el Señor de la Obra?

…Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;  Lo busqué, y no lo hallé. Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;  Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé. Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma? Apenas hube pasado de ellos un poco,  Hallé luego al que ama mi alma;  Lo así, y no lo dejé…CNT. 3.1-4.

Puede ser que se te “perdió” el que Ama tu alma posiblemente por los afanes de la vida o por demasiadas actividades en tu vida y hace tiempo estas caminando “solo” así como José y María siguieron su camino sin el Maestro sin darse cuenta (LC. 2.42-49). Muchos de nosotros hemos dejado de caminar con el que Ama nuestra alma, con el Señor Jesús. Si tú eres un servidor en la Obra del Señor, ámala con todo tu corazón pero sobre todas las cosas Ama al Señor de la Obra; con todas tus fuerzas, con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu Alma Ama al Señor.

Con tantas cosas por hacer –y no me dejarás mentir– la mayoría de nosotros hemos descuidado nuestra relación con el Maestro, reflexiona en esto: hace cuánto que ya dejaste la comunión con el Señor o has dejado de Adorar a Dios con la misma intensidad que lo hacías al principio o esa sed por su Palabra para que nos hablará nuestro Señor. ¡Cuidado! Dios quiere que le sirvas con tus talentos, pero también quiere ESTAR CONTIGO. 

Como lo dijo la esposa en cantares una vez que encontró al que ama su alma: “lo así, y no lo dejé”. No se te ocurra dejar al Señor de la Obra; que sea tu anhelo más grande: Estar con el que Ama tu Alma.

Que Dios te siga bendiciendo.

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