jueves, 17 de mayo de 2012

Revolución

“Revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato.
Se establece la revolución como una idea cambiante debido a lo que las circunstancias ameriten en el momento, éstas pueden tener carácter económico, cultural, tecnológico, religioso, político, social, militar, etcétera. En una revolución se pueden producir cambios políticos y sociales de forma rápida y hasta violenta, con la participación de amplios sectores de la población, como la Revolución francesa, la mexicana o la rusa.”

Tomado de Wikipedia.

A lo largo de la historia de la humanidad se han producido cambios violentos en el orden de las cosas generados por diferentes causas, a estos cambios drásticos se les llama revolución, siglos atrás se dieron fenómenos como la “revolución industrial” o la “revolución francesa” que introdujeron nuevas formas de pensamiento a las vidas de las personas de aquel entonces, cambios que hoy en día son cosas cotidianas, pero en ese momento representaron un verdadero hito en la cultura.

Actualmente se le llama “revolucionario” a quien no respeta las normas establecidas por la sociedad para la vida en comunidad, o bien, a aquellos que desprecian a las autoridades y gobernantes, sin embargo el término va aún más allá de eso,  si nos basamos en el concepto de revolución, podemos apreciar que revolucionario es aquel que propone cambios drásticos de un estado de vida a otro, es decir, aquella persona que propugna una nueva forma de pensar o hacer las cosas, pero este cambio debe tener esa cualidad de ser radical, repentino y de alguna manera “violento”.

En el transcurso de nuestras vidas nos vemos frente a la necesidad de cambiar de manera drástica nuestra manera de vivir, cuando salimos del colegio y vamos a la universidad nuestros hábitos cambian, cuando luego de ser solteros nos convertimos en esposos o esposas y luego en padres algo en nuestro interior hace “click” y nos convertimos en personas distintas, no porque nuestra esencia o personalidad se hayan perdido, sino porque hemos madurado, o de alguna forma “evolucionado” en algo mejor, es necesario decir que no todo cambio es bueno, un cambio sin un propósito nunca será para mejorar, pero cuando se “revoluciona” algo por determinadas circunstancias y en busca de lograr un fin provechoso, ese cambio será siempre bueno.

Cuando hacemos lo que todo el mundo hace, aquello que se considera “normal” no estamos proponiendo esa nueva manera de hacer las cosas, muchas personas hoy en día hacen muchas cosas que a Dios no le agradan y por ello creen ser “verdaderos revolucionarios”; sin embargo, esto es una farsa creada por mentes débiles y conformistas, no hay nada de revolucionario en hacer lo que todo el mundo hace, si la revolución es un cambio y ser revolucionario es propugnar por ese cambio, en una sociedad donde el pecar está a la orden del día y donde todos hacen lo que quieren para complacer sus más primitivos instintos, aun en contra de la voluntad de Dios, el ser revolucionario es levantar la voz por encima del montón y gritar al mundo que necesita un cambio, pero no un cambio por encima nada mas (o una reforma) sino un cambio genuino, radical y repentino.

Nuestro mundo vive hoy en día la que quizás podría ser catalogada su peor época en lo que va de la historia y es precisamente de esta historia de la que debemos de aprender para no cometer los mismos errores de antaño, es tiempo de mirar al pasado y ver en qué fallamos, es momento de valorar si acaso todo lo malo que vivimos no es culpa de habernos alejado del camino correcto que Dios tiene para nosotros, es tiempo de comenzar a revolucionar el mundo entero, sin embargo este cambio comienza en cada uno de nuestros corazones, es ahí donde fraguan las revoluciones, es ahí donde hoy puede nacer una verdadera “revolución cristiana”, este cambio necesita valientes que se levanten y que a pesar de las críticas y de la oposición de aquellos que están dormidos y acostumbrados al sistema, eleven su voz para decir que necesitamos cambiar, necesitamos volver a Dios, necesitamos revolucionar nuestras vidas de un estado pecaminoso a uno santificado por nuestro Señor, hoy es el día de levantarnos y revolucionar al mundo un paso a la vez.

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