
No es cierto que la Salvación fue gratis, no es cierto que no tuvo un
costo; al contrario, la Salvación tiene un precio invaluable que ni todas las
riquezas del universo podrían haberla comprado y su costo fue altísimo al grado
tal que tuvo que intervenir Dios mismo para poder adquirir la salvación.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viendo la situación tan perdida y sin
esperanza de la humanidad entran en una reunión para darle una salida viable al
conflicto. –Yo no quiero la perdición de la humanidad- dice El Padre, -Son
creación especial sobre toda nuestra creación- comenta el Espíritu Santo- …
Debe haber sacrificio por sus pecados...