La mayoría de personas admiran a
alguien que se esfuerza por hacer las cosas bien, se preocupa en los detalles,
vela por que los demás hagan su trabajo y al final todo pueda ser un gran
éxito; todos a excepción de Dios.
¿Por qué?
Pues no está haciéndolo con un corazón
correcto; simple. Por favor no me malinterpretes, no estoy diciendo que no hay
que hacer las cosas bien, lo que estoy diciendo es que debemos tener un corazón
correcto, un corazón conforme al corazón de Dios.
¿Cuál debe ser mi motivación para serle fiel a mi esposa? ¿Un anillo, un acta
de matrimonio, nuestros hijos?... No, la motivación correcta debe ser que la
amo y que por amo estoy junto a ella, no necesito otras mujeres para ser feliz,
ella me hace feliz, por eso le soy fiel.
¿Cuál debe ser mi motivación para
ser un buen ciudadano? ¿Qué voy a recibir reconocimientos, voy a ser querido
por la comunidad, voy a ser influencia?... No, la motivación correcta deber ser
que quiero un mejor país en el cual podamos vivir como una sociedad justa y en
paz.
¿Cuál debe ser mi motivación para
ser cristiano? ¿Qué me reconozca mi iglesia como “buen cristiano”, que Dios me
va a “recompensar”, que seré admirado en el ámbito cristiano?... No, la
motivación correcta es que Dios se fijo en mí y me amó y por amor a Él seré obediente
a su Palabra y su voluntad.
Ojo; todas la mayoría de esas motivaciones
son buenas, pero algunas pueden arruinar la intención con la que empezamos haciéndolo
bien y terminamos enorgulleciéndonos que las personas nos admiren, ahí ya hay
un problema. Pero también hay motivaciones correctas y a esas debemos apuntar. Al
final de cuentas todo se trata de honrar a Dios con lo que hacemos, lo demás vendrá
por añadidura.
Y aunque para las personas
hagamos las cosas, debemos tener la convicción que al final lo hacemos por
Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para
los hombres COL. 3.23.
¿Estás haciendo las cosas con la motivación correcta?
…Yo soy el Señor, y veo más allá
de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo
miro el corazón. 1 S. 16.7b. RVC.
Dios te siga bendiciendo.