jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Dónde están mis llaves?

Es una experiencia común casi a todos y quien diga que nunca le ha pasado seguramente esta mintiendo, a mi me paso hace un par de días, estaba a punto de salir de mi casa a hacer no recuerdo que cosa cuando de pronto pensé en mis llaves, empecé a buscarlas por todo el lugar sin resultados, literalmente le di vuelta al sofá, busqué en el pantalón que anduve el día anterior, revise la mesa de noche, asumí que seguramente estarían en la mesa del comedor pero no estaban ahí, es mas incluso las busque en el colgador ubicado al lado de la puerta, donde si fuese una persona mas ordenada debería haberlas puesto en primer lugar y tampoco las encontré, me moleste mucho e incluso pensé refiriéndome a mi familia “esta genta tan mal educada, toma mis cosas sin decirme”, especulando que alguien mas las había agarrado sin mi permiso; en fin, luego de aproximadamente diez minutos de búsquedas infructuosas, desesperado y bastante molesto deje caer mis brazos sobre mi y al golpear los bolsillos de mi pantalón oí ese inconfundible ruido, eran mis llaves, habían estado ahí todo ese tiempo.

Es curioso como este tipo de cosas nos pasan muy a menudo, uno pudiese llegar a pensar que para el ser humano capaz de construir enormes edificios, enviar aparatos sumamente sofisticados al espacio y crear las más bellas obras de arte, estos errores u olvidos son algo ya superado; sin embargo no es así, es realmente sorprendente como olvidamos (o buscamos olvidar) las cosas que están más cercanas a nuestro alrededor, espiritualmente nos pasa lo mismo, damos por sentado que de algún modo Dios “debe” bendecirnos y olvidamos que es sólo por su gracia la que nos permite recibir todas sus buenas dádivas, la Palabra de Dios dice acerca de Él que: “hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” pero esto no significa que Él deba hacerlo, sino que lo hace por simple amor y afecto a toda su creación.

Muchas personas hoy en día han olvidado que cada cosa a nuestro alrededor es obra de las manos de Dios, olvidamos que la vida en sí misma es un maravilloso milagro que nuestro padre nos regala día con día, estos olvidos han llevado a muchos a demandar grandes señales o prodigios de parte de Dios para convencerse de su existencia, he escuchado muchas veces a personas decirme “Si Dios existe porque permite que ocurra eso” o también “Sí Dios me amara de verdad, me hubiera ayudado y me hubiera protegido cuando…”, para ser honestos no siempre tengo la respuesta correcta para estas preguntas, lo único que puedo decirles es que Dios ha estado, esta y estará ahí a nuestro lado, nuestras humanas mentes quizás no logren desenmarañar los posibles efectos de una vida sin la atención del Señor, pero de una cosa podemos estar seguros, si Dios no obrara como lo hace nuestra vida sería peor, si Él no tuviera cuidado de nosotros probablemente en estos momentos ni siquiera existiríamos.

Algunos de nosotros quizás hemos buscado a Dios en cosas sumamente complejas, en ritos elaborados, en oraciones prefabricadas, quizás lo hemos buscado en mil y un lugares distintos, en supuestos “milagros” manifestados en pedazos de pan o en aquellos que dicen haber recibido una “revelación sobrenatural y mística”, sin embargo, Dios no se encuentra en todos esos lugares, así como mis llaves no se encontraban en ningún lugar de mi casa sino en mi bolsillo, así Dios no esta en todo eso que dije antes, encontrarlo es mucho más fácil, lo único que debemos hacer es presentar nuestro corazón de manera sincera y humilde ante Él para poder encontrarlo, no necesitamos complicarnos nuestra vida buscando a Dios en señales en el cielo o es sorprendentes prodigios, claro que si Él lo deseara podría presentarse por esos medios, no me malentiendan sólo digo que Dios no necesita de eso para presentarse a nuestras vidas, lo único que hace falta es que dejemos de buscarle en donde no esta, así Él podrá manifestarse con toda libertad a nuestras vidas y seguramente en ese momento nuestros ojos espirituales se abrirán y entenderemos como el Apóstol “Cómo fuimos conocidos” y decir como Job “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.”

0 comentarios:

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More