jueves, 24 de mayo de 2012

Espejos por oro nunca mas!

Es de todos  conocido que durante la conquista de América por parte de los europeos se cometieron grandes crímenes e injusticias, una de las más comentadas es el robo de las fortunas del nuevo mundo, las cuales fueron llevadas a Europa donde muchas de ellas se encuentran situadas aún, y es que, aquellos hombres sedientos de riqueza utilizaron todos los métodos a su alcance para engañar a los indígenas y así quitarles sus pertenencias, se dice que una de las practicas más comunes era el cambiar grandes cantidades de oro por simples espejos, al parecer los nativos al desconocer estos artefactos se maravillaban de tal manera ante ellos que estaban dispuestos a despojarse de enormes tesoros por una simple pieza de vidrio reflejante.

Muchas de las culturas de América poseían tanto oro que por ejemplo, el emperador Inca Atahualpa al ser capturado por los españoles ofreció dar dos habitaciones llenas de plata y una llena de oro a cambio de su libertad, ¿te imaginas
cuanto oro puede caber en tu cuarto si se llenase hasta el techo?, pues así era de grande la riqueza de aquellos pueblos, el oro era tan común en el nuevo mundo que incluso llego a crearse la leyenda de una famosa y enorme ciudad de oro escondida en algún lugar de la selva, leyenda que incluso grandes historiadores creen ser posible por la cantidad de aquel metal preciosos que poseían los pueblos de Mesoamérica.

Hoy en día, sin embargo, muchos aun seguimos cambiando nuestro oro espiritual  por simples pedazos de espejo, nos dejamos llevar por aquello que parece atractivo a los sentidos y olvidamos el valor del tesoro que se nos ha confiado en nuestros corazones, nos vemos constantemente maravillados por el mundo, sus lujos y esplendores, y llegamos incluso a cambiar nuestra vida cristiana, la cual está llena de todas las bendiciones del cielo, por lo que se nos ofrece como nuevo y desconocido; las ansias de experimentar cosas nuevas, el deseo por probar lo prohibido y la ingenuidad nos ha llevado muchas veces a intercambiar  nuestro caudal de bendiciones celestiales por estos placeres vanos y pasajeros; así como aquellos pueblos poseían grandes riquezas capaces de llenar habitaciones enterar de plata y oro, así también Dios nos ha provisto de enormes y abundantes riquezas en gloria, en su gran amor y bondad nos promete bendecirnos de tal manera que no solo se suplan nuestras necesidades más inmediatas sino hasta que sobre y se desparrame de nuestras manos, Cristo nos promete una, por no decir miles, de habitaciones llenas hasta el techo de su amor, gracia, paz y bendición; sin embargo este mundo nos ofrece placeres frágiles y de poco valor, así como los espejos de la historia, objetos que no tienen un valor por sí mismos, sino que solo aparenta o reflejan las bendiciones verdaderas, una simple copia del plan perfecto de Dios para nuestras vida, pero tergiversado de tal forma que no veamos al verdadero autor del plan, nuestro enemigo.

El oro en sí mismo posee características que lo hacen especial y objetivamente valioso, no se oxida, resiste altas temperaturas, es un excelente conductor de la electricidad y como si esto fuese poco su brillo e intenso color lo hacen verdaderamente especial, de la misma manera las bendiciones de Dios para nuestras vidas son valiosas por sí mismas, no pierden su valor con el tiempo, la promesa de Dios para este día, aunque no se cumpla de manera inmediata, sigue igual de vigente y poderosa hasta el día de su consecución, el oro espiritual que Dios ha puesto en nuestro ser (Espíritu Santo) es un gran y poderoso conductor, no de electricidad sino de comunión, nos acerca a nuestro Señor de forma extraordinariamente perfecta, también estas bendiciones no se rompen, no se quiebran son tan firmes y solidas como aquel que prometió, sin embargo el espejo del mundo se quiebra fácilmente, se rompe y no tiene propiedades propias, sino que, como dije antes, solo refleja a manera de distorsión lo verdadero, solo se asemeja a las bendiciones genuinas  pero de manera deforme y desordenada, el espejo de este mundo no permanece, dura poco, pero sobre todo es una farsa, un engaño, una ilusión a nuestros ojos que aunque parezca real y creamos está ahí, es un espejismo de ilusión que nunca será igual a los reales tesoros de Dios.

Es tiempo de crear conciencia y no dejar que se nos arrebaten nunca mas nuestros tesoros a cambio de simples espejos, es el momento de no confiar nunca mas en los emisarios del maligno que trataran a toda costa despojarnos de nuestras riquezas en gloria a cambio de sus pedazos de ilusión y fantasía, conservá tu tesoro, guardá tus promesas, mantené tu fe firme en Dios y desechá toda mentira del maligno quien solo intenta embaucarte para robar lo que te pertenece, levanta tu mano al cielo en señal de una firme convicción y prométete a vos mismo “espejos por oro NUNCA MAS!”

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