jueves, 12 de abril de 2012

Doce Corazones

Para los que vivimos en América Latina y para la comunidad hispana en Estados Unidos (por fe me están leyendo por allá) nos resulta familiar ese programa de televisión llamado “Doce Corazones”, a mí en lo personal siempre me ha parecido bastante absurdo, y porque no decirlo, demasiado vulgar, la verdad no es un programa educativo o que te deje algún tipo de enseñanza o cualquier cosa que no sea un pensamiento así como “y esa gente no tiene vergüenza?” o por qué no también “échenles agua…..calientes” y es que el programa solo versa sobre doce personas, una de cada signo zodiacal, que esperan encontrar en ese programa a su “corazón” y hacen todo tipo de peripecias para lograr caerle bien a alguien para que los elijan como pareja sentimental, la verdad no creo que sea la mejor forma de buscar pareja, muchos menos un lugar en el cual se pueda encontrar ese tan famoso “verdadero amor”, sin embargo, lo que me llama de atención es que estas personas piensan que yendo a ese programa van a encontrar a “su corazón” y al menos su situación sentimental va a cambiar.

 Al pensar en esto se me ocurre otra historia que pudiese llevar el mismo nombre que este programa, “doce corazones”. Conozco la historia de doce individuos cada uno distinto al otro, que por azares del destino se encontraron juntos en una situación común, eran doce corazones que de forma extraordinaria y singular se transformaron para su beneficio, en personas completamente distintas a lo que antes eran, esto luego de conocer a una sola persona en común, no era Penélope Menchaca, era un hombre literalmente “divino” su nombre, a estas alturas creo que ya lo saben o al menos lo han oído mencionar, Jesús!
De pequeños es posible que se nos haya tratado de enseñar los nombres de cada uno de estos individuos, muchos quizás lograron memorizarlos completos, mientras que algunos de nosotros, quizás solo conocemos aquellos más comunes ya sea por ser el nombre de un familiar o amigo, o quizá por leer el índice de nuestra Biblia en la parte de Los Evangelios,  para ser honestos, si me pidiesen que los enumerara a todos de pronto, seguramente me harían falta unos cuatro o cinco en la cuenta, pero lo que realmente creo que importa no son sus nombres sino el cambio radical que el maestro obró en sus vidas, es esto lo que me importa y me llama a escribir esta nota.
Pienso yo, que si doce personas pueden ir a hacer el ridículo a un programa de tv, solo por una pareja que, seamos sinceros, no será algo “significativo” en sus vidas, no sería mejor acaso ir a donde El Maestro (si podes con once amigos más)  a encontrar no “un corazón” sino UN NUEVO CORAZON, un corazón renovado, limpio, puro, sin ataduras del pasado; un corazón a tu medida, así como vos siempre lo has deseado, así como siempre has soñado tener, en estos momentos me imagino a Cristo sosteniendo en sus manos un corazón nuevo, recién lavado y comprado con su sangre y preguntándonos “¿ES ESTE TU CORAZÓN?” ¿te imaginas a dador de la vida llamándote cerca de Él para ofrecerte eso? Si no te lo podes imaginar, solo cerra tus ojos a este mundo por un segundo, abrí tu mente y  tu alma y estoy seguro que vas a ver al Rey con sus brazos extendidos ofreciéndote ese corazón.
Los del programa de tv cuando no los elijen como pareja se van medio ofendidos y avergonzados, algunos incluso tratan de mostrar un fingido menosprecio a quien los elimina, como si no les hubiese importado en lo más mínimo dicho descrédito, pero que en realidad es sólo frustración reprimida y es así como nos encontraremos si no elegimos el corazón que hoy Dios nos ofrece, solo medítalo un poco en tu corazón y como dice el Buen Libro “Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.” y vas a ver que tengo razón, solo entonces todo tu ser estará receptivo para recibir el Corazón que se te regala.

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