viernes, 16 de diciembre de 2011

Yo y mi otro yo


¡Hipocresía! Como quisiera descubrir a todos los hipócritas que me han comido a mis espaldas para que se sientan mal y cambien de actitud. Un deseo que por más que quiera solo quedará en eso. 

Es sumamente difícil descubrir la hipocresía y más cuando al parecer todo marcha muy bien, pero en realidad no quiero hablar de eso; sino en las actitudes que nosotros tenemos frente a Dios. 

¿Que será cuando un día a la semana estamos en la iglesia “buscando de Dios” y los próximos 6 días nos olvidamos que somos cristianos? Jesús lo diría muy bien: ¡Hipócrita!... Todos nosotros hemos fallado a Dios, de eso no tengo la menor duda, pero el problema está en que no hay actitud de arrepentimiento, tal vez de remordimiento que es muy diferente.

Y aunque con Dios no podemos ser hipócritas pues Él todo lo sabe, somos hipócritas con nosotros mismos; si somos cristianos es necesario que hagamos algo. Lo que más me preocupa con esto es lo siguiente: AP.21.8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre. La hipocresía es una rama de la mentira y por ser hipócrita o mentiroso no me quiero condenar, ¿es para reflexionar no crees?

Lo menos que quisiera escuchar de mi Señor es que diga: Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. IS. 29.13

Yo no quiero ofender a Dios que digo Amar viviendo dos vidas pareciendo tener dos personalidades, al fin y al cabo a Él no lo puedo engañar… He reflexionado mucho, espero tu lo hayas hecho también.

Dios te siga bendiciendo.

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