viernes, 13 de julio de 2012

Deudas, deudas y más deudas


Las gran mayoría de personas han recibido esta clase de llamada: “con el Sr. Fulanito de tal” le saluda “menganito del banco “X”, el motivo de mi llamada es para recordarle que tiene un saldo pendiente con nosotros por “Y” dólares, ¿cuándo y en qué lugar va a efectuar su pago? Terminan preguntando… Si eres como yo, que por alguna razón no efectuaste el pago con alguna entidad financiera debiste recibir este tipo de llamadas.

Y aunque muchas veces resulta incómodo estar recibiendo este tipo de llamadas, son necesarias para “estar al día”… qué bueno que existe esta labor para cumplir con nuestros compromisos pues muchas veces por causas de fuerza mayor no se realizan los debidos pagos u otras veces simplemente por irresponsabilidad (muchos quizá no se identifiquen con mi opinión, dirán que estoy loco).

Ah, pero sería excelente que existiese un call center divino para recordarnos nuestras deudas espirituales para ponernos al día, que nos hagan recordar nuestros compromisos como cristianos.

¿Recuerdas a Sansón, un juez elegido por Dios que fue bendecido con una tremenda fuerza, que por cierto uso muy mal y acabo siendo cegado por sus malas decisiones y debilidades?

Un hombre con tremendos compromisos no debía terminar así, es decir, era como si tuviese una deuda con Dios por tan tremenda responsabilidad. Pero las malas decisiones de Sansón lo llevaron al grado de servir de juguete y entretenimiento a sus enemigos: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos JUE. 16.25

Quizá Sansón hubiese tenido una muerte menos controversial si la deuda espiritual la hubiera “pagado”. Entiéndase por pagar a cumplir con mis compromisos con Dios.

Yo hoy me pregunto: ¿Cuántas deudas tendré con Dios? Cuantas veces le he respondido mal a mis padres, mis amigos o mi prójimo, cuántas veces he actuado de una forma indebida llamándome yo “Cristiano”, cuantas veces no he hecho lo que Dios me ha pedido que haga, cuántas veces he fallado callé cuando debía hablar o cuántas veces hable cuando tenía que callar, cuántas veces he perdido mi tiempo en cosas vanas y sin sentido en vez de procurar avanzar hacia el propósito que Dios tiene para mi, cuántas veces fallé en guardar mi testimonio con los demás y dijeron esa matadora pregunta ¿Qué eres cristiano?...

Todas esas son deudas espirituales que como Cristianos quizá están ahí acumuladas delante de Dios y nuestro prójimo pues a la larga ellos serán afectados por nuestra mora, si la Gracia de Dios ya te alcanzó entonces debemos tener nuestra cuenta al día, cero días de mora, un registro intachable de que somos hijos de Dios.

Espero que reflexionemos en nuestras cuentas a pagar y pues sintamos en nuestro corazón una voz que dice: ¿Cuándo y en qué lugar va a efectuar su pago?

Y como mencione antes qué bueno sería que existiese un call center divino, si existe, aunque no es como los que conocemos; si existe, nos dice a cada momento en nuestro interior; eso no está bien, eso no me agrada, me estás ofendiendo; pero muchas veces como las llamadas de cobro, solamente las ignoramos y esperamos que pase y deje de timbrar.

Esto no debería de ser así, si existe alguna deuda con Dios, es tiempo de pagarla.

… que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. ROM. 14.12

Dios te siga bendiciendo.

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