martes, 31 de julio de 2012

Moisés, Daniel, Elias, Pablo… y hoy: Es mi turno


En la historia de la humanidad, ha habido miles de personas que han sido diferentes; tanto así que son recordados en sus países, continentes, en la humanidad entera.

Hay personas que marcan la historia, de eso no hay duda. Por sus particularidades se hacen de seguidores que los admiran y quieren ser como ellos.

Y es a través de sus épocas que los demás pudieron ser testigos del ejemplo de vida que estos grandes personajes vivieron.

De hecho muchas personas como yo, escriben y seguiremos escribiendo de ellos para propagar su mensaje; personajes desde el inicio de la historia de la humanidad hasta hoy en día, seguirán marcando vidas. No dudo que las personas que vieron con sus ojos fueron quizá más impactados por lo que estaban viendo, Jesús en cierta ocasión les dijo a sus discípulos: Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. MT. 13.16-17. Porque estaban siendo testigos del cumplimiento de la Palabra al ver la vida de Jesús.

Creo que no soy el único, pero cómo quisiera retroceder el tiempo para vivir en la época de Jesús aunque sea un momento para verlo y ser testigo de todo lo que Él vivió. Espera –Si tengo su Palabra- ¡lo puedo ver!... Y es ese deseo que se generó en mí, el que personas como Jesús ha hecho trascender el tiempo, las épocas, las generaciones y sus enseñanzas se mantienen vigentes en la actualidad.

Hoy hago un llamado a vivir rectamente, a ser justos, a ser santos, ser íntegros; hago un llamado a ser ejemplo para nuestro prójimo y ser influencia en cualquier lugar, a ser ejemplo para los demás, que nos llamen cristianos porque somos como Cristo.

Así como Pablo le dijo a Timoteo: sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 TI. 4.12.

En la actualidad la sociedad se ha vuelto muy superficial y necesita personas que quieran discipular a los demás; ya no Moisés ni Daniel, o Elías (aunque podemos aprender mucho de ellos) necesitamos a ((Aquí está tu nombre)) que tomemos nuestro lugar y marquemos la diferencia entre los demás, esto debería ser un concepto básico en todo cristiano, ser parte de la transformación de las demás personas.

Unas palabras de Jesús que deberíamos tener grabadas en nuestro corazón: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. MT. 28.19-20.

Dios te siga bendiciendo.

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