Parece ser que cada año que pasa
hay más personas menos felices, menos crédulas con sus gobernantes, pareciera
que no hay ventajas para las naciones que sean de ideología política de
derecha, centro o izquierda.
Sin temor a equivocarme puedo
afirmar que si las personas no toman una decisión trascendental las cosas no
van a cambiar nunca para bien…
Los gobiernos ha pretendido sacar
a Dios de sus países, los ciudadanos actúan muchas veces como si Dios no
existiese, lamentablemente otras personas afirman y están 100% “seguras” que Él
en realidad no existe.
Y aunque muchas personas se
empecinen en negar que la humanidad es culpable de muchas de las cosas que hoy
en día vivimos.
La mayoría de países padecieron
guerras civiles, que empezaron por las terribles injusticias y desigualdades
que vivieron, pero por otro lado a esos levantamientos a las injusticias
perdieron la visión y lo que los motivó a luchar por sus países, generalmente
eso ha sido así.
Familias que pretenden ser
felices y estar unidas para “toda la vida” pasan un par de años y esos anhelos
terminaron siendo nada más eso, anhelos sin cumplir.
Estudiantes y maestros que se
esfuerzan por salir adelante y sobresalir en la sociedad pero al llegar a la
cúspide se llenan de corrupción y se pierden.
Ciudadanos que se quejan de sus
gobiernos y nada más eso pueden aportar, como si exclusivamente de los
gobiernos, eso no es así. ¿Acaso con esfuerzo, honradez y trabajo los ciudadanos
no salen adelante?
Todos estos casos y muchos más
tienen algo en común, han puesto en el olvido a Dios en sus vidas, claro no voy
a generalizar aún hay personas que luchan cada día por ser íntegras y hacer de
sus vidas y alrededor un lugar mejor para vivir.
Y a pesar de que eso en la
historia de la humanidad siempre ha existido, parece ser que la humanidad ha
olvidado todas esas lecciones que nunca quisimos aprender. Hay una cita bíblica
que a pesar de haber sido escrita hace muchos años, hoy sigue vigente; acaso no
deberíamos aprender y no olvidar como humanidad esto:
Nuestros padres pecaron, y han muerto; Y nosotros llevamos su castigo. Siervos
se enseñorearon de nosotros; No hubo quien nos librase de su mano. Con peligro
de nuestras vidas traíamos nuestro pan Ante la espada del desierto. Nuestra
piel se ennegreció como un horno A causa del ardor del hambre. Violaron a las
mujeres en Sion, A las vírgenes en las ciudades de Judá. A los príncipes
colgaron de las manos; No respetaron el rostro de los viejos. Llevaron a los
jóvenes a moler, Y los muchachos desfallecieron bajo el peso de la leña. Los
ancianos no se ven más en la puerta,Los jóvenes dejaron sus canciones. Cesó el gozo de nuestro corazón; Nuestra
danza se cambió en luto. Cayó la corona de nuestra cabeza; ¡Ay ahora de nosotros!
porque pecamos. Por esto fue entristecido nuestro corazón, Por esto se
entenebrecieron nuestros ojos. LM 4.7-18.
Dios te siga bendiciendo.
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