martes, 6 de marzo de 2012

Gracias a Dios me tragó una ballena


La terquedad es una de las características que deberíamos de huir nosotros como personas, pues por ser tercos muchos han perdido oportunidades de oro, por ser tercos han cometido tremendos errores, por ser tercos han dicho palabras que les ha sido difícil mantener firme.

Pero sin duda alguna con Dios es con quien menos debemos ser tercos, porque Dios siempre gana.

Hay un personaje que por terco le fue mal, Jonás, -¡Que hombre más terco!- y aunque tenga sus razones y parezcan justificables; como dije antes Dios siempre gana y si pide que hagamos algo sabe porque lo pide.
Ve a predicar a Nínive para que se arrepienta le dice Dios a aquel hombre; pero éste hizo lo contrario se fue para el otro lado a Tarsis –o más bien pretendió irse al lado contrario-. Jonás tenía sus razones para no ir, Nínive estaba corrompida y pecaba contra Dios, ¿razón justificable para no ir? Tal vez para los ojos de un hombre. Pero no para los ojos de Dios que quiere dar oportunidad de arrepentimiento y perdón.

Y cuántas veces Dios nos ha dicho algo que hagamos o que no lo hagamos, y hemos hecho como Jonás yendo por el lado contario que Dios quiere que vayamos. Y entre más lejos vayamos más corremos el riesgo de perder tantas cosas hasta nuestra propia vida. Nos daremos cuenta que quedaremos solos, completamente solos, pero Dios en su misericordia –y para que aprendamos la lección también- nos manda “la ballena” a tragarnos  para evitar lo peor.

Qué consecuencias hubiera tenido si Jonás nunca hubiera predicado en Nínive, consecuencias eternas para esa gran ciudad y consecuencias para Jonás también. Por eso Dios tuvo que intervenir. Los hombres con los que se fue Jonás en barco decían ¿Por qué esta terrible tempestad en el mar? Y empezaron a indagar preocupados por sus vidas, al final se dan cuenta que el dormilón de Jonás era el causante de esa tempestad. ¡1, 2, y tres! Lo arrojan al mar, sin salvavidas, ni sabían que Jonás podía nadar además ni les preocupaba lo que ellos quería era salvarse ellos.

¿Pero qué mejor clase de pez que una ballena para “salvar” la vida de Jonás en medio del mar? Porque no un tiburón que se lo pudo comer instantáneamente, o que hubiera muerto ahogado; gracias a Dios tenía preparado un gran pez para que lo “guardara” pero por muy terco que fue este hombre, Dios lo hizo tocar fondo y habiendo sido el plato fuerte del “pez” oró a Dios arrepentido y como decimos en El Salvador “Sedita” o en otras palabras aprendió la lección, el Señor lo trajo a tierra y le volvió a decir “ve a Nínive y predica” Jonás se levanto y fue a hacerlo.

Como Jonás hemos tomado muchas malas decisiones, muchas de ellas en dirección contraria a lo que Dios desea, pero Él en su misericordia te va a mandar a “un gran pez” que te vuelva a donde tienes que estar. Que te pase eso es mucho mejor a que pierdas algo mucho más valioso.

Si hoy estas en ese gran pez, arrepiéntete y busca a Dios nuevamente, porque Dios te ha guardado hasta hoy para que hagas lo correcto delante de Él.

Dios te siga bendiciendo:

P.D.:

*La biblia no dice que fue una ballena quién se trago a Jonás. Pero este es un animal capaz de tragarse a un hombre entero, comen algas, como las que se le enredaron en la cabeza de Jonás   JON. 2.5.

*Las ballenas no son peces, son mamíferos; pero la clasificación de los animales se dio en el siglo 19, así que es completamente válido afirmar que fue una Ballena.

*Son datos que muchos no les toman atención y otros los toman como una clara contradicción de la Biblia, por eso lo aclaro.

0 comentarios:

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More