jueves, 29 de marzo de 2012

Había una vez....

http://webs.ono.com/codices2004/p46-2.jpg“Solía existir un mundo, hace mucho tiempo, en el que habitaban criaturas sumamente extrañas, tan desprovistas de propia identidad y sentido común que actuaban como si fuesen otras distintas, acostumbraban vagar por ahí mosquitos con mente de dragón , que en lugar de acercarse sigilosamente para picar a sus víctimas, volaban ruidosamente (según ellos, ya que un mosquito será siempre eso, y por más que aletee con todas sus fuerzas siempre producirá el mismo molesto zumbido) simulando escupir fuego, habían también ciertos ratones con actitudes de león, que pensaban rugir fuertemente cuando lo que salía de sus hocicos era un chillido insignificante, seres tan raros solo pueden habitar en lugares igualmente exóticos, una de las criaturas más singulares de aquel lugar era una especie de topo con aires de grandeza que creían ser águilas, de vez en vez durante el año muchos de estos animales corrían por los acantilados arrojándose al vacio con una confianza extraordinaria, al saltar comenzaban a mover sus pequeñas patas creyendo así poder volar, el resultado siempre fue el mismo, nunca uno pudo emprender el vuelo por los aires, todos terminaban allá, abajo en el suelo, los sobrevivientes, aquellos que no habían saltado, parecían creer que los primeros no lo habían hecho de forma debida, o les había faltado entrenamiento, por eso cuando llegaba su turno tiempo después, estaban seguros de lograr aquel esperado vuelo, sin embargo, como dije antes, el resultado fue siempre el mismo, y así se perdía esta especie en este círculo mortal; por raros que parezcan estos animales, no son todos los que habitaban aquel extraño mundo, y de entre todas las criaturas de aquel lugar las más extrañas (como en nuestro mundo) eran los hombres, habían unos que creían ser rocas, si rocas!, pasaban el día entero agrupados por montones, acurrucados bajo el sol, inmóviles y sin pronunciar palabra alguna, aquel espectáculo era, por decir lo menos, sumamente extraño, podías hablar, patear, rodar a aquellos hombres sin que manifestasen expresión alguna, incluso hubieses podido saltar sobre ellos sin que dijeran por lo menos un sentido “ay”, así como estos habían hombres con espíritus de arboles que batían sus brazos todo el día al compas del viento, parados firmemente uno al lado del otro simulando ser un bosque, así pasaban los días, los meses y los años en aquel mundo, cada quien simulando ser algo que no era, unos comportándose como menores a su propia naturaleza y otros pensando ser algo superior a su realidad, así solía ser aquel mundo lleno de criaturas exóticas, así era la vida en aquel lugar.”

Este es un pequeño relato imaginario que se me ocurrió un día al oír a alguien hablar de sí mismo alabándose como si no fuese un simple mortal, al igual que los topos con complejo de águila, también está dedicado a aquellos corazones pesimistas que piensan ser de tan poco valor como una piedra en el camino, bendiciones.

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